"Perolita" murió fue de amor
Texto: Alexis Blanco
La actuación de Luz Labat, en el rol protagónico, resultó una lección de entrega y credibilidad interpretativa, según el público. Jorge Iglesias, como coprotagonista, junto con un equipo de actores de la ciudad, redondearon el esfuerzo artístico. PANORAMA reseñó, en su página roja, el asesinato de la indigente Fanny Soto,
Por una de esas paradojas de la vida y del arte, el fotógrafo de PANORAMA que trabajó las imágenes que se adjuntan a esta reseña, fue el mismo que reportó la muerte a tiros de una indigente, de nombre Fanny Soto, la madrugada del primero de enero de 2006.
Milko Marín recuerda bien ese momento aciago de su oficio: "fue el único incidente trágico reportado esa mañana. Una mujer apareció tiroteada en el Callejón de los Pobres. Nadie vio o escuchó nada. La policía sólo aludió la condición mendicante de la víctima. Cangrejo en puerta".
Ahora, desde el pasado martes, la historia de esa indigente ha sido inmortalizada por un grupo de artistas, encabezado por Patricia Ortega, quien partió de esos hechos de página roja para elaborar un guión y realizar un cortometraje, muy bien facturado, que conmovió al público que se congregó en el Centro de Arte de Maracaibo Lía Bermúdez (Camlb), para compartir esa versión en color rosa.
"Una hermosa historia de amor, contada con maestría", refería la actriz Claudia Sánchez, quien encontró en "Perolita", una película que demuestra la madurez alcanzada por la cineasta. "La actuación de Luz Labat, en el rol protagónico, resultó sensacional", adjuntó.
Madurez creativa
"Patricia es una de las más talentosas alumnas de nuestra escuela", refería, en el aeropuerto de Cartagena de Indias, en marzo pasado, el maestro Fernando Birri, director de la institución fílmica de San Antonio de los Baños, en Cuba.
El cortometraje, de 25 minutos, está bien contado. La solidez interpretativa de Luz Labat coadyuva en el planteamiento estético: una cinematografía de planos ricos en intenciones narrativas, apoyado en un sonido inusualmente bien resuelto, en medio de un concepto fotográfico que contribuye a recrear una atmósfera donde la sordidez y la ternura se dan la mano con sumo éxito.
Previo a la exhibición, y como parte del protocolo ad hoc, Ortega levantó aplausos con esta frase: "Es hora de que el cine venezolano deje de hacerse solamente en Caracas".
Después señaló, enorgullecida, que fue gracias a su equipo de trabajo que logró la concreción de la película. Y ordenó a sus miembros a que se levantaran para recibir el aplauso de rigor. No olvidó conceder los créditos, justos, para las instituciones y personalidades que creyeron en su proyecto.
Después habló, más allá del bien y del mal, con un manojo de flores, que le regaló el poeta Charles Baudelaire, en la mano, Luz Labat. Su honestidad, la sinceridad de su irreverente verbo, y la pasión con la que expuso sus ideas, reventaron la sala: "Todos llevamos un indigente por dentro", expuso, en medio del estallido de vítores.
"Perolita" caminará por el mundo, con sus pies sucios, sus susurros demenciales y una profunda mirada sensible al interior del alma de una sociedad poblada de indigentes .
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