Nuevo manual estadunidense de contrainsurgencia
Como expresión del grado de involucramiento de la alta burocracia
académica en los esfuerzos belicistas del imperialismo estadunidense,
la Universidad de Chicago publicó en julio de este año una edición de
bolsillo -de chaqueta militar, naturalmente- del nuevo Manual de
campo de contrainsurgencia (No. 3-24). Esta abierta complicidad de
los círculos de educación superior con la maquinaria de guerra de
Estados Unidos provocó un alud de críticas de los intelectuales
independientes estadunidenses, quienes con rigor analizaron el texto
coordinado por el general David H. Petraeus y condenaron el
vergonzoso papel jugado por las autoridades universitarias que
consintieron en editar un manual destinado a la persecución, tortura
y asesinato de seres humanos y a la ocupación militar de países en
los "oscuros rincones del mundo" en los que Estados Unidos pretende
hacer prevalecer sus intereses.
Uno de estos críticos es David Price, autor de un demoledor artículo
traducido al castellano y publicado por Rebelión: "Prostitución de la
antropología al servicio de las guerras del imperio", en el que
demuestra el plagio realizado -en particular en el capítulo tercero
del Manual- de autores como Victor Turner, Anthony Giddens, David
Newman, Susan Silbey, Kenneth Brown, Fred Plog, Daniel Bates, Max
Weber, entre otros.
Este capítulo, considerado central por Price, fue escrito por la
antropóloga Montgomery Mcfate, quien -recordemos- es una de las más
fervientes partidarias de la utilización de la ciencia antropológica
en la contrainsurgencia a partir de equipos de antropólogos
"empotrados" en las unidades de combate en Afganistán e Irak.
Price destaca esta carencia de ética intelectual debido a que "las
pretensiones de integridad académica constituyen el fundamento mismo
de la estrategia promocional del Manual", que ha sido alabado por los
mercenarios intelectuales del Pentágono en los medios masivos de
comunicación y en periódicos y revistas como el New York Times,
Newsweek, entre otras publicaciones estadonidenses.
El Manual también ha provocado una reacción de alborozo en los medios
militares de otras altitudes. El general brasileño Álvaro de Souza
Pinheiro, por ejemplo, lo considera "el documento doctrinario de
contrainsurgencia más bien elaborado que el mundo occidental ha visto
hasta hoy en día" e informa que "gran parte de los ejércitos de la
OTAN ya están en proceso de reformulación de sus documentos
similares, teniendo como base el reciente manual norteamericano".
(Chile Press, 02/04/2007). Seguramente que la Secretaría de la
Defensa Nacional, a través del Plan México, está analizando tal
novedad editorial para poner al día sus viejos manuales de guerra
irregular y mejorar sus campañas contrainsurgentes en Chiapas y otros
estados de la República, ahora con el auxilio de antropólogos
empotrados -a la moda Mcfate- que ayuden a "comprender" a los
militares las culturas de los "nativos" que se rebelan contra el
orden establecido.
La lectura del Manual es obligatoria para entender la mentalidad de
los intelectuales de la guerra "contra el terrorismo". El prefacio,
firmado por el general Petraeus (ahora a cargo de las fuerzas
expedicionarias de Estados Unidos en Irak) y por el general James F.
Amos, del tristemente célebre Cuerpo de Marinos, muestra que los
militares estadunidenses se tornaron, si no marxistas, por lo menos
dialécticos, pues descubren que: "El Ejército y el Cuerpo de Marinos
reconocen que cada insurgencia es contextual y presenta su propio
conjunto de retos". Por ello, una campaña de contrainsurgencia
requiere que "Soldados y Marinos" (así, con mayúsculas en todo el
texto) "utilicen una mezcla de tareas de combate con habilidades más
frecuentemente asociadas con agencias no militaresŠ Se espera que
Soldados y Marinos sean constructores de naciones lo mismo que
guerreros. Ellos deben estar preparados para ayudar a restablecer
instituciones y fuerzas locales de seguridad y asistir en la
reconstrucción de los servicios básicos. Ellos deben de ser capaces
de facilitar el establecimiento de la gobernabilidad local y el
imperio de la ley. La lista de estas tareas es larga; hacerlas
involucra una cooperación y coordinación con muchas agencias
intergubernamentales (de Estados Unidos), de la nación huésped y del
ámbito internacionalŠ Conducir una campaña de contrainsurgencia
exitosa requiere de una fuerza flexible, adaptable, dirigida por
líderes ágiles, bien informados y astutos culturalmente".
El análisis de este prefacio a la luz de la ocupación neocolonial de
Irak descubre que estos "constructores de naciones" han sido quienes
sin justificación alguna llevaron a cabo una guerra violatoria del
marco jurídico internacional contra un Estado independiente y miembro
de la Organización de Naciones Unidas, misma que ha ocasionado la
muerte de 650 mil iraquíes, la destrucción de la infraestructura
básica de servicios públicos, el éxodo de millones de habitantes
hacia el exterior, el saqueo y destrucción de su patrimonio cultural,
el asesinato premeditado de sus escritores, docentes, médicos y
abogados. La potencia ocupante estableció un gobierno pelele de
colaboracionistas al que eufemísticamente llama "gobierno de la
nación huésped", el cual se sostiene sólo por la letal astucia
cultural de Soldados y Marinos y el imperio de la ley de Estados
Unidos.
Por cierto, este año ha sido el más mortífero para las tropas de
ocupación con 858 soldados estadunidenses muertos hasta el 6 de
noviembre y 3 mil 855 acumulados desde 2003 (61 mil 996 muertos y
heridos por causas hostiles y no hostiles). ¿Será que el Manual no
está funcionando? ¿Qué los Soldados y Marinos no leen? ¿Qué los
antropólogos empotrados no hacen bien su trabajo? ¿Será que la
insurgencia es más dialéctica que la contrainsurgencia?
académica en los esfuerzos belicistas del imperialismo estadunidense,
la Universidad de Chicago publicó en julio de este año una edición de
bolsillo -de chaqueta militar, naturalmente- del nuevo Manual de
campo de contrainsurgencia (No. 3-24). Esta abierta complicidad de
los círculos de educación superior con la maquinaria de guerra de
Estados Unidos provocó un alud de críticas de los intelectuales
independientes estadunidenses, quienes con rigor analizaron el texto
coordinado por el general David H. Petraeus y condenaron el
vergonzoso papel jugado por las autoridades universitarias que
consintieron en editar un manual destinado a la persecución, tortura
y asesinato de seres humanos y a la ocupación militar de países en
los "oscuros rincones del mundo" en los que Estados Unidos pretende
hacer prevalecer sus intereses.
Uno de estos críticos es David Price, autor de un demoledor artículo
traducido al castellano y publicado por Rebelión: "Prostitución de la
antropología al servicio de las guerras del imperio", en el que
demuestra el plagio realizado -en particular en el capítulo tercero
del Manual- de autores como Victor Turner, Anthony Giddens, David
Newman, Susan Silbey, Kenneth Brown, Fred Plog, Daniel Bates, Max
Weber, entre otros.
Este capítulo, considerado central por Price, fue escrito por la
antropóloga Montgomery Mcfate, quien -recordemos- es una de las más
fervientes partidarias de la utilización de la ciencia antropológica
en la contrainsurgencia a partir de equipos de antropólogos
"empotrados" en las unidades de combate en Afganistán e Irak.
Price destaca esta carencia de ética intelectual debido a que "las
pretensiones de integridad académica constituyen el fundamento mismo
de la estrategia promocional del Manual", que ha sido alabado por los
mercenarios intelectuales del Pentágono en los medios masivos de
comunicación y en periódicos y revistas como el New York Times,
Newsweek, entre otras publicaciones estadonidenses.
El Manual también ha provocado una reacción de alborozo en los medios
militares de otras altitudes. El general brasileño Álvaro de Souza
Pinheiro, por ejemplo, lo considera "el documento doctrinario de
contrainsurgencia más bien elaborado que el mundo occidental ha visto
hasta hoy en día" e informa que "gran parte de los ejércitos de la
OTAN ya están en proceso de reformulación de sus documentos
similares, teniendo como base el reciente manual norteamericano".
(Chile Press, 02/04/2007). Seguramente que la Secretaría de la
Defensa Nacional, a través del Plan México, está analizando tal
novedad editorial para poner al día sus viejos manuales de guerra
irregular y mejorar sus campañas contrainsurgentes en Chiapas y otros
estados de la República, ahora con el auxilio de antropólogos
empotrados -a la moda Mcfate- que ayuden a "comprender" a los
militares las culturas de los "nativos" que se rebelan contra el
orden establecido.
La lectura del Manual es obligatoria para entender la mentalidad de
los intelectuales de la guerra "contra el terrorismo". El prefacio,
firmado por el general Petraeus (ahora a cargo de las fuerzas
expedicionarias de Estados Unidos en Irak) y por el general James F.
Amos, del tristemente célebre Cuerpo de Marinos, muestra que los
militares estadunidenses se tornaron, si no marxistas, por lo menos
dialécticos, pues descubren que: "El Ejército y el Cuerpo de Marinos
reconocen que cada insurgencia es contextual y presenta su propio
conjunto de retos". Por ello, una campaña de contrainsurgencia
requiere que "Soldados y Marinos" (así, con mayúsculas en todo el
texto) "utilicen una mezcla de tareas de combate con habilidades más
frecuentemente asociadas con agencias no militaresŠ Se espera que
Soldados y Marinos sean constructores de naciones lo mismo que
guerreros. Ellos deben estar preparados para ayudar a restablecer
instituciones y fuerzas locales de seguridad y asistir en la
reconstrucción de los servicios básicos. Ellos deben de ser capaces
de facilitar el establecimiento de la gobernabilidad local y el
imperio de la ley. La lista de estas tareas es larga; hacerlas
involucra una cooperación y coordinación con muchas agencias
intergubernamentales (de Estados Unidos), de la nación huésped y del
ámbito internacionalŠ Conducir una campaña de contrainsurgencia
exitosa requiere de una fuerza flexible, adaptable, dirigida por
líderes ágiles, bien informados y astutos culturalmente".
El análisis de este prefacio a la luz de la ocupación neocolonial de
Irak descubre que estos "constructores de naciones" han sido quienes
sin justificación alguna llevaron a cabo una guerra violatoria del
marco jurídico internacional contra un Estado independiente y miembro
de la Organización de Naciones Unidas, misma que ha ocasionado la
muerte de 650 mil iraquíes, la destrucción de la infraestructura
básica de servicios públicos, el éxodo de millones de habitantes
hacia el exterior, el saqueo y destrucción de su patrimonio cultural,
el asesinato premeditado de sus escritores, docentes, médicos y
abogados. La potencia ocupante estableció un gobierno pelele de
colaboracionistas al que eufemísticamente llama "gobierno de la
nación huésped", el cual se sostiene sólo por la letal astucia
cultural de Soldados y Marinos y el imperio de la ley de Estados
Unidos.
Por cierto, este año ha sido el más mortífero para las tropas de
ocupación con 858 soldados estadunidenses muertos hasta el 6 de
noviembre y 3 mil 855 acumulados desde 2003 (61 mil 996 muertos y
heridos por causas hostiles y no hostiles). ¿Será que el Manual no
está funcionando? ¿Qué los Soldados y Marinos no leen? ¿Qué los
antropólogos empotrados no hacen bien su trabajo? ¿Será que la
insurgencia es más dialéctica que la contrainsurgencia?
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