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La política del imperialismo y la nuestra
Febrero del 2008
Es preciso retomar los senderos del editorial del mes pasado; quizás para ser redundantes, pero existen cuestiones que merecen ser remachadas en la percepción y la conciencia de nuestros pueblos. El primer intento de liberar los rehenes colombianos fracasó por causa de la presión imperialista que presionó al parapresidente de aquel país. Las causas no eran otras que el esbirro referido pudiese dejar descolocada la posición y orientación negociadora del líder bolivariano. De este modo quedaron muy claramente expuestos a la vista de todos- aún de quienes no desearen verlo- los únicos proyectos (factibles) que se enfrentan en nuestra América: el de las fuerzas imperiales más sus lacayos internos y el que agrupa a referentes, movimientos sociales, sindicatos, partidos políticos y gobiernos que luchan por hacer realidad la emancipación total y definitiva de nuestras patrias. No es que sean los únicos, pero con toda seguridad se trata de los que asumen de modo excluyente la condición de realizables. La izquierda ridícula y dogmática que puebla los territorios del subcontinente se debate entre sus polémicas exóticas y su raquítica inserción de masas. Pero su inexistencia y ausencia de influencia real nos eximen de mayores precisiones. Por ello, no diremos nada más de estos pálidos epígonos de Marx, Lenin, Mao, Mariátegui y tantos referentes, por lo cual – de aquí en mas- nos limitaremos a demostrar como jugaron en el final provisorio del conflicto los dos orientaciones principales.
El imperialismo azuza un legalismo vacío de contenido sustancial a efectos de perpetuar la desigualdad social, el fraude electoral, el saqueo de nuestros recursos naturales, la explotación de los trabajadores, la intolerancia política entre un sinnúmero de iniquidades. El estado norteamericano que- a través del plan patriota- gasta cifras astronómicas en misiles y otros letales juegos de artificio es el mismo que niega ayuda social no sólo a los pobres de la América Latina. También en la propia tierra imperial crecen la marginalidad, la pobreza entre tantas injusticias tratadas además con la máxima impiedad. En síntesis: muerte si nos sometemos a sus designios. Por otra parte, entre sus objetivos se halla reservarnos también la muerte, si nos rebelamos.
No es necesario recordar que en la vereda de enfrente se halla un conjunto heterogéneo- en su origen, en sus ideologías, en sus procedimientos, en sus logros- de elencos gubernamentales (Venezuela, Cuba, Ecuador, Brasil, Uruguay, Argentina, Nicaragua) que tiene en común una afirmación por el orgullo de nuestras identidades nacionales y un compromiso por dignificar la vida de los pueblos. Por fortuna, triunfó la vida contra la muerte y las dos rehenes salieron sanas y salvas; pese a la parafernalia bélica que no calló ni un segundo poniendo en riesgo sus vidas. La criminal ceguera de la derecha colombiana le fue recriminada incluso por los gobernantes franceses, insospechables de izquierdistas, y no sólo referido a lo acontecido a fines del 2007, sino al modo genocida con que trató históricamente a toda posición alternativa y crítica.
Así son los dos proyectos: uno, en el país mar rico del mundo florece la miseria. La muerte. El otro, abriéndose paso lentamente la mejoría de los pueblos; como florece la vitalidad, aún en un campo de concentración. La vida. Todas las fuerzas políticas deben referenciarse a esta dicotomía. Y lo hacen. La oposición argentina- cuya estatura moral dejaría a un pigmeo en la condición de gigante mitológico- festejó el primer traspié en la liberación de los rehenes, como si no se jugasen vidas humanas en ello y quedase demostrada la culpabilidad de Kirchner en el nacimiento de las F.A.R.C. Una conocida personaje de opereta que transita por los arrabales de la política el mes pasado afirmó que la justicia de E.E.U.U. es independiente- defecándose en la memoria de los mártires de Chicago, de Sacco y Vanzetti omitiendo el episodio de Rodney King- para salir a denunciar inmediatamente un acuerdo del gobierno argentino con E.E.U.U. a fin de ocultar la corrupción. Lo dicho, son tributarios del imperialismo. De la muerte contra la vida.
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